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La decadencia de la cultura y Jorge Oteiza

Nuki Nuk

"El arte no es para los museos, es para el hombre"

Duele ver que actualmente estas palabras no calan en los "artistas" de hoy en día...hasta diría que me duele ver el mundo como puede que realmente sea. Rehuyo de eso, y no dejo de remitirme a quienes intentaron demostrarnos el verdadero camino de la plenitud del ser. 

Hoy hago referencia a Jorge Oteiza, quien merece ser recordado a diario por su clara visión de la sociedad y de del ser como obra de arte en sí misma. 

Jorge Oteiza clasificaba a los tipos de hombre según 4 tipos de culturas existentes desde la aparición de éste sobre la faz de la Tierra. 

1º El hombre del cielo - Un hombre cargado de asombros y miedos que minimiza todo lo que le rodea. Cazador de animales. 

2º El hombre de la tierra - A diferencia del anterior, éste es el agricultor, que busca en la tierra el sustento y el medio de desarrollo personal. Cazador de naturaleza. 

3º El hombre de las religiones - Aparece un hombre cargado de sentimientos, que necesita apoyarse en las divinidades para demostrar lo que le rodea y vivir en plenitud. Cazador de Dioses. 

4º El hombre de la esperanza - Tras la guerra del 14, cuando ya se pensó que no habría más guerras y el hombre iba a ser feliz. Cazador de esperanzas. 

Pero llegó la cultura norteamericana, y acabó con los tres hombres, destruyó las cuatro culturas. Metió el arte en los museos, hizo a los hombre prisioneros de valores de la sociedad, desvirtuándolos de su verdadera culminación. 

Según Oteiza el Artista es el cazador del ser, hacedor de trampas; trampas para cazar, para cazar animales, naturaleza, dioses o esperanzas. La cultura del 5º hombre ha destrozado a los cuatro anteriores cazadores, y los artista ya no cazan, ni buscan, ni investigan... 

<<Mi Itziar era llena de paz, todo amor y bondad, cuidaba de mí como de un ser débil; solía decir que a nadie le aconsejaría casarse con un artista, pero ella volvería a casarse conmigo. Me visitaba en cada momento, venía a mi lado, en el taller o en el escritorio, su hermana y amigos le decían "déjale en paz, le interrumpes" y mi Itziar decía "sé que me lo agradece, lo está deseando">> 

Jorge Oteiza trabajó con un lenguaje de incomunicación, quizá por ello hay muchos que no han llegado a comprenderle. Los que le comprendemos, estamos más cerca de nuestra plenitud.




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