Se trata de una obra de más de 20000 metros cuadrados, la cual sólo conserva de la construcción original la fachada que daba acceso al convento, y que alberga la Iglesia de San Antón

En varias entrevistas, el arquitecto define su obra como: ‘Árboles!!’ De hecho, el nuevo complejo se levanta entorno a un jardín de magnolios, incluyendo dotaciones municipales (escuela de música, piscina y guardería) lo que supondrá un cambio radical para la zona, que hoy en día necesita espacios para realizar diversas actividades de ocio.

Paseando junto al edificio destaca el contraste entre la espectacular rehabilitación de las antiguas escuelas y el nuevo edificio, muy discutible, con una fachada acristalada hacia el sur.

Si nos detenemos frente al nuevo complejo aún en obras, podemos observar la transparencia, la amplitud de los espacios y su diafanidad.

Gonzalo Moure define su obra como un edificio ‘honrado y transparente’, ya que según sus declaraciones, un arquitecto debe saber intervenir en el centro de la ciudad y ‘por lo tanto hacer algo normal, nada cursi o dubaití’.

Una frase que recordó el arquitecto en la presentación de la Nueva Sede fue:

"Luz y aire para las personas, espacio y orden para los utensilios". (Walter Gropius)